El pasado viernes 20 de diciembre en el salón de conferencias del Hotel Diego de Almagro de nuestra ciudad, nos despedimos y cerramos un ciclo significativo y valioso para el Inalún, porque hemos tenido la oportunidad de acompañarlos y verlos crecer en cada uno de los espacios del colegio, haciendo juntos la tarea de educar y aprender. Esa tarde nos reunimos para darle un abrazo a cada uno y cada una y desearles lo mejor para la etapa que en un par de meses iniciarán. Nosotros ya mayores, queremos contarles que los años que se viven en el colegio se quedan en la memoria más profunda, porque marcan nuestro camino, nuestras relaciones y nuestras primeras experiencias autónomas en la vida. Esta tarea de hacer juntos también está al alero de sus padres, todos quienes esperamos ser referentes para ustedes en las cosas que realmente importan y valen y que no son más que el ser profundamente humanos. Sabemos que este aprendizaje muchas veces se valora y aplica después, con el paso del tiempo; pero desde la escuela, deseamos que pongan en práctica esta humanidad lo antes posible, haciendo de ustedes y de los otros, seres más felices.
Ahora es el momento de crecer, ir poco a poco abandonando los arrumacos y regaloneos de los padres y la supervisión de los profesores, para hacerse cargo de sí mismos. Esta nueva etapa que iniciarán es desafiante, atrevida y loca como bien sabemos es la adolescencia; pero también implica el compromiso firme con nuevas experiencias académicas y humanas que incrementarán la solidez de un piso que Inalún preparó con buenos materiales y saberes, que ahora estarán al servicio de los proyectos personales y con visión de futuro.
Mantengan los lazos, fortalecerlos es más necesario que nunca. Sean “reales” en el doble sentido de lo auténtico y lo verdadero.
Así es, nuestros queridos estudiantes, se acabó el conteo de días para el término de las clases; se acabó el año escolar; se acabó la enseñanza básica.
Mucho éxito en esta nueva etapa.